La movilidad laboral global atraviesa una transformación profunda. Durante décadas, se basó principalmente en el envío de ejecutivos a proyectos de largo plazo en el extranjero, acompañados de paquetes de beneficios y soporte integral. Hoy, este modelo convive con esquemas de trabajo mucho más flexibles: asignaciones cortas, proyectos regionales, viajes de negocio y la tendencia conocida como “trabajar desde cualquier lugar” (WFA, por sus siglas en inglés).
El auge del WFA responde a una demanda clara del talento por mayor flexibilidad, impulsada además por la aceleración tecnológica, que permite colaborar sin importar la ubicación geográfica.
Según 2024 KPMG Global Mobility Benchmarking, 67% de las empresas que permiten el trabajo remoto internacional ya cuentan con políticas formales para gestionarlo. Este dato refleja una creciente madurez organizacional al reconocer que las nuevas formas de movilidad requieren reglas claras.
Esta evolución representa oportunidades para atraer talento y aumentar la agilidad internacional, pero también plantea desafíos importantes para las organizaciones.
Esquemas como el WFA pueden generar obligaciones tributarias y migratorias, dependiendo de la jurisdicción en la que se realice la actividad. Por ejemplo, un colaborador que trabaja desde otro país podría generar obligaciones fiscales locales, necesitar un permiso migratorio distinto al de turista o incluso provocar implicaciones mayores, como que la empresa empleadora sea considerada un establecimiento permanente en esa jurisdicción.
En este contexto, la tecnología desempeña un papel central en la transformación. La encuesta revela que 76% de las compañías ya utilizan herramientas digitales para gestionar asignaciones internacionales, y 62% las emplea para proyectar costos. Además, 51% planea incorporar inteligencia artificial (IA) para mejorar la gestión de movilidad, y 73% espera invertir en la automatización de tareas administrativas. Estos avances permiten anticipar contingencias administrativas, fiscales y migratorias, y brindan mayor trazabilidad a las decisiones de movilidad, integrando datos de negocio con el cumplimiento regulatorio.
La atracción y retención de talento se vuelve, así, un factor crítico para las empresas. El estudio KPMG 2025 Global CEO Outlook muestra que 92% de los directores generales a nivel global planean aumentar sus plantillas en el corto plazo, la cifra más alta desde 2020. A la par, 80% reconoce una presión creciente para garantizar la prosperidad a largo plazo de sus organizaciones.
Al mismo tiempo, las y los líderes enfrentan riesgos estratégicos como la ciberseguridad, disrupciones en las cadenas de suministro y escasez de personal especializado. En este entorno, la movilidad global se convierte en una herramienta clave para atraer y retener al mejor talento, pero requiere un andamiaje sólido que combine flexibilidad con seguridad jurídica.
América Latina también forma parte de esta transformación. Movimientos como el nearshoring, en el cual las compañías trasladan sus operaciones a países cercanos para optimizar costos y logística, continúan impulsando proyectos regionales, así como el desplazamiento de talento. Aunque algunas empresas se muestran cautelosas ante la volatilidad política y comercial global, la tendencia sigue siendo relevante, especialmente en México y otros países de la región, donde se vincula directamente con el incremento de oportunidades de movilidad internacional.
En conclusión, la movilidad global se ha convertido en una necesidad estratégica para las organizaciones que buscan crecer y adaptarse. La posibilidad de trabajar desde cualquier lugar abre oportunidades extraordinarias para el capital humano y las organizaciones, pero también implica riesgos que deben evaluarse cuidadosamente al diseñar cualquier proyecto o política en la materia.
La clave está en anticiparse: diseñar políticas claras, apoyarse en tecnología y mantener una visión integral que equilibre la experiencia del colaborador con el cumplimiento regulatorio requerido en cada jurisdicción. Solo así, la movilidad global podrá convertirse en el verdadero catalizador de talento que las compañías necesitan en un mundo en constante cambio.


