La colocación de tapas de gaseosa en balcones, patios o espacios verdes es algo que muchos observan ocasionalmente, aunque no todo el mundo sabe para qué sirve esa técnica. A primera vista puede parecer un elemento decorativo o un adorno puesto de manera azarosa; sin embargo, esta técnica en realidad cumple una misión muy útil: mantener alejadas a las plagas y a las aves que pueden perjudicar plantas o cultivos.
El vaivén de las tapas con el viento y los reflejos que produce la luz sobre el plástico generan estímulos visuales y auditivos que resultan molestos para insectos y pájaros. Por ese motivo, al sentir esa incomodidad, la mayoría de las especies prefiere mantenerse a distancia y elige otro sitio para posarse o alimentarse. De esta manera, se evita que puedan atacar las plantas que hay en el área.
La efectividad del truco se basa principalmente en dos aspectos:
También el color cumple un rol importante como disuasivo. Numerosas especies reaccionan ante tonalidades llamativas o brillantes, por lo que usar tapas de varios colores y tamaños intensifica el resultado. Mientras más colores se combinen en la preparación, mayor será el efecto buscado.
Para implementarlo necesitás muy pocos elementos: tapas, un hilo resistente (o alambre fino) y alguna herramienta para perforarlas.
Este método es económico, sencillo y totalmente ecológico, ya que reutiliza materiales que eran residuos, y además no necesita productos químicos ni accesorios costosos. Es una opción ideal para quienes buscan soluciones naturales para cuidar su jardín sin complicarse. Además, no lastima a ningún ser vivo, ya que es inofensivo para las aves e insectos, solo tiene un efecto repelente sobre ellos.
Aunque se trata de una técnica muy simple, conviene considerar algunos cuidados:
Una de las preguntas que más se hace la gente al enterarse de este método es cada cuánto conviene reemplazar las tapas. Con el tiempo, la exposición al sol y a la lluvia puede deteriorar el plástico y hacer que pierda brillo o se quiebre. Por eso, se aconseja controlarlas cada dos o tres semanas y cambiarlas si están opacas, rotas o si ya no producen destellos.


