En un 2025 marcado por la expectativa de un crecimiento del sector agropecuario, una actividad logró sobresalir con fuerza propia y se consolidó como la gran ganadora del año: la cadena cárnica. Para los especialistas, lo que ocurrió no fue casualidad, sino el resultado de un escenario en el que finalmente se alinearon las “3P”: precios, pasto y política. Con precios récord, clima favorable, señales políticas claras y una demanda internacional sólida, 2025 quedó marcado como un año en el que la ganadería recuperó centralidad en el agro argentino.
Así lo resumió a LA NACION Diego Ponti, analista ganadero de AZ Group, quien definió que “el año 2025, sin lugar a dudas, fue buenísimo para la ganadería”. Según explicó, este desempeño excepcional se apoyó en tres pilares: “los precios por un lado, el pasto por otro lado y la política por otro lado”. Esta última estuvo marcada por “la consolidación de las reglas de juego actuales a partir del resultado electoral de octubre pasado”, un avance que consideró “fundamental porque era una de las grandes incertidumbres para poder pensar la ganadería hacia adelante, más allá de lo que pasa en la macroeconomía”. El gobierno de Javier Milei, apenas asumió, quitó todas las trabas para exportar.
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En cuanto a los indicadores sectoriales, Ponti señaló que “lo que es faena y producción fue similar al año pasado”. El dato más llamativo fue una caída de las exportaciones en volumen, algo que calificó como “herencia 2024 de una Argentina que estaba cara, que había perdido competitividad y los precios internacionales no resultaban atractivos”.
En valor, en tanto, hubo una mejora. “A partir de abril pasado cambia el escenario internacional con precios alcistas y ahí es donde la Argentina empieza nuevamente a reposicionarse en el mercado internacional”, afirmó. Esa mejora se tradujo en aumentos del “20 y 30% del precio de la carne vacuna en varios destinos, como Unión Europea, Israel, China”, lo que permitió cierta recuperación, aunque insuficiente para igualar los niveles de 2024.
Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), hasta octubre pasado el país colocó en el mundo 582.512.364 toneladas peso producto, un 8,1% menos versus igual período de 2024. En valor, en tanto, por mejores precios, en valor se vendió por US$3.104.283.611, un 26,5% más.
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El consultor advirtió que, pese al buen clima del negocio, “todavía no se ve un proceso de retención inmediato”. La explicación, dijo, está en que “el productor atravesó un año todavía con mucha incertidumbre desde el punto de vista macroeconómico”. Mencionó la volatilidad del tipo de cambio, las flexibilizaciones del cepo y el ruido político de las elecciones como factores que “postergaron decisiones ganaderas”.
Aun así, destacó que los productores “capturaron ganancias, aprovecharon los buenos precios” y realizaron inversiones puntuales, aunque sin un salto generalizado en la escala o en la tecnificación del negocio.
Si hubo un factor determinante en 2025, fueron los precios. “Ahí es donde es la carta fuerte del 2025”, sostuvo Ponti. Según dijo, los números son contundentes: “el precio de un ternero es un 80% arriba este diciembre respecto del mismo periodo del año pasado; el ternero recriado un 89%, el novillo 100% arriba contra una inflación de 30-31%”. Incluso medidos en dólares, los valores fueron inéditos: “El precio del ternero está un 114% arriba del promedio de los últimos cinco diciembres, un novillo está 116% arriba”.
En este contexto, el analista fue categórico: “Estamos en récord histórico y no tenemos referencias de precios en estos niveles”. Pese a estas cifras extraordinarias, Ponti aclaró que los resultados de los negocios no son extraordinarios para todos. En esquemas sobre campo alquilado, por ejemplo, el alquiler está atado al kilo novillo y el kilo novillo y el kilo ternero corrieron más o menos de la mano, lo que redujo márgenes.
También mencionó que la cría sobre campo natural con baja producción tampoco logró rentabilidades destacadas. Los mejores números se vieron en modelos intensivos: “Los mejores márgenes se dieron sobre los modelos que lograron intensificar, producir mayor cantidad de kilos por hectárea”.
Otro punto clave fue la relación carne-insumos. Según Ponti, hoy se necesita un 40% menos de kilo de novillo para comprar una tonelada de maíz respecto a los últimos cinco años. Esto también se replicó en el costo de pasturas, verdeos y hasta tierra: “Muchos han aprovechado esta oportunidad para vender hacienda y comprar campo”.
Aunque hubo zonas afectadas por excesos hídricos, principalmente en el centro oeste bonaerense, Ponti señaló que, “en general, la condición de los campos fue muy buena”. La primavera también acompañó, y anticipó que “los destetes seguramente el año que viene vendrán con terneros algo más pesados o con buen kilaje”.
Para el próximo año, describió un escenario desafiante, pero optimista: “Los insumos van a seguir quedando muy competitivos para sumar muchos kilos de carne, aunque los costos de estructura seguirán de cerca a los precios”. También anticipó menor oferta: “Se prevé un 2026 con menos faena, con menos producción de carne”.
El mercado internacional también se muestra alcista. “El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) publicó proyecciones para 2026 y es claramente alcista”, apuntó y señaló que varios países líderes achicarán sus exportaciones.
En esa línea, el consultor ganadero Víctor Tonelli coincidió en la excepcionalidad del ciclo. “El 2025 será un año de esos que uno va a recordar, un año en donde los planetas finalmente se alinearon”, afirmó.
Destacó que el Gobierno decidió ponerle fin a todas las restricciones, prohibiciones, limitaciones y cuotas que desalentaban la actividad. A eso hay que sumar que los precios mundiales llevan “21 meses consecutivos de subas” por una demanda que crece más rápido que la oferta.
De cara a lo que viene, auguró un ciclo de “recuperación de stocks” y menos oferta en 2026 y 2027, lo que presionará aún más los valores. “Si les pareció bueno el 2025, prepárense para un 2026 y un 2027 igual o mejor”, aseguró. Su consejo para el productor fue: “Es un año para colgar en un cuadrito y recordar. Mi recomendación es que aprovechen estos momentos en donde todas las categorías de ganado valen mucho para hacer las inversiones que necesitan en pasto, forraje y tecnología que la van a ver claramente devuelta en muy poco tiempo esa inversión”.
En este escenario atravesado por una constante, la falta de hacienda disponible, la industria exportadora enfrenta desafíos ya a corto plazo. Para Miguel Jairala, consultor del Consorcio de Exportadores de Carnes ABC, lo que más se marcó fue la falta de materia prima, agudizada sobre todo al final del año.
Aunque aún resta el cierre definitivo, el especialista anticipó: “Vamos a estar entre un 9 y 10% abajo del 2024 en volumen, y muy arriba, en aproximadamente un 25% en valor”, impulsado por la mejora internacional de precios. La caída se explica en gran parte por China, “el mercado que representa el 70% de las exportaciones”.
El consultor describió un panorama alterado por la incertidumbre electoral y por decisiones que terminaron encareciendo aún más la materia prima. “Hubo mucha incertidumbre con el valor del tipo de cambio y finalmente no pasó nada con el tipo de cambio y, sin embargo, se convalidaron valores de la hacienda”, dijo. Esa distorsión se combinó con una oferta escasa y un dato clave: “Hoy no hay ninguna operación de comercio internacional que te pague el costo de la materia prima, o sea, todo se hace a pérdida”.
Frente a esto, muchas plantas ajustaron su operatoria. “Buena parte de las empresas ya programó vacaciones, suspensiones de tareas porque producir al mismo nivel con una rentabilidad negativa solamente termina en un problema mayor, que es la quiebra de la empresa. Se viene un verano muy pero muy complicado para la industria”, finalizó.


