La bronquiolitis es una de las principales causas de hospitalización en bebés y niños pequeños, sobre todo durante los meses de frío.
Cada año, miles de familias acuden a urgencias porque un resfriado aparentemente leve evoluciona en pocas horas a un problema respiratorio que genera angustia y preocupación.
Aunque suele comenzar como un cuadro similar al catarro común, en algunos casos puede avanzar rápidamente y dificultar la respiración, especialmente en bebés menores de dos años. Entender qué es la bronquiolitis, cómo identificarla y cuándo acudir al médico puede marcar una diferencia importante.
La bronquiolitis es una infección respiratoria aguda que inflama los bronquiolos, las vías más pequeñas de los pulmones. De acuerdo con Mayo Clinic, esta inflamación provoca que las paredes de estos conductos se hinchen y se llenen de moco, lo que reduce el paso del aire hacia los pulmones.
Esta enfermedad afecta principalmente a bebés y niños menores de dos años porque sus vías respiratorias son más estrechas y su sistema inmunológico aún está en desarrollo.
En ellos, una cantidad mínima de moco puede obstruir el flujo de aire de forma significativa, algo que no ocurre con la misma facilidad en niños mayores o adultos.
El virus sincicial respiratorio (VSR) es la causa más frecuente de bronquiolitis en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que este virus es responsable de una gran proporción de las infecciones respiratorias bajas en lactantes y niños pequeños, y una de las principales razones de hospitalización en el primer año de vida.
El VSR tiene un comportamiento estacional, ya que circula con mayor intensidad durante el otoño y el invierno. Por eso, cada año se habla de “temporada de bronquiolitis”, periodo en el que aumentan las consultas pediátricas, las visitas a urgencias y las hospitalizaciones.
En los últimos años, el VSR ha cobrado mayor atención pública debido al desarrollo de nuevas estrategias de prevención, que buscan reducir los casos graves en bebés, especialmente durante su primera temporada de exposición al virus.
Según Mayo Clinic, la bronquiolitis suele comenzar con síntomas similares a un resfriado común, como:
Sin embargo, después de uno o dos días, el cuadro puede progresar y aparecer:
Especialistas del Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP) coinciden en que se debe acudir de inmediato a urgencias si el bebé:
Estas señales indican que el organismo no está recibiendo suficiente oxígeno, por lo que la atención médica inmediata es indispensable.
La bronquiolitis se contagia principalmente por gotas respiratorias, contacto directo con secreciones nasales o saliva, y superficies contaminadas. El riesgo aumenta en guarderías, hogares con hermanos mayores y espacios cerrados donde los virus circulan con facilidad.
En la mayoría de los casos, la fase más intensa dura entre cinco y siete días, aunque la tos puede persistir hasta dos semanas o un poco más.
La evolución suele ser favorable, siempre que el bebé no tenga factores de riesgo como prematurez, enfermedades pulmonares previas o cardiopatías congénitas.
No existe un medicamento específico que “cure” la bronquiolitis. El tratamiento es de soporte, es decir, está enfocado en ayudar al bebé a respirar mejor mientras su cuerpo combate la infección.
Las medidas más comunes incluyen:
El uso indiscriminado de antibióticos, esteroides o nebulizaciones no mejora el curso de la enfermedad en la mayoría de los casos, ya que se trata de una infección viral.
Estudios de vida real publicados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y universidades de Estados Unidos demostraron que este anticuerpo reduce de manera significativa las hospitalizaciones por VSR en lactantes durante su primera temporada.
La vacunación durante el embarazo disminuye el riesgo de enfermedad grave por VSR en los bebés durante los primeros meses de vida.
La OMS ya reconoce tanto la vacuna materna como los anticuerpos monoclonales como herramientas clave para prevenir casos graves de bronquiolitis asociada al VSR.
Además, las medidas clásicas siguen siendo fundamentales: lavado frecuente de manos, evitar el humo del tabaco y limitar el contacto con personas enfermas.
La bronquiolitis sigue siendo una enfermedad frecuente en la infancia, pero hoy se comprende mejor y cuenta con nuevas herramientas de prevención respaldadas por la ciencia.
Reconocer los síntomas, identificar las señales de alarma y acudir a tiempo al médico puede marcar una diferencia crucial, especialmente en los bebés más pequeños.


